no me gusta mis diseños

¿Qué hacer si no me gustan mis diseños?

“No me gustan mis diseños, odio mi trabajo y me encuentro insatisfecho con la retroalimentación de mis jefes”. Para muchos esta búsqueda se siente personal, y este texto viene como una ayuda, en esos momentos en donde autocriticamos nuestro trabajo.

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Una guía para superar la auto-crítica

¿Te sientes insatisfecho con tus trabajos? ¿Observas los diseños, ilustraciones y ediciones de tus colegas y sientes que la brecha entre la calidad de su trabajo y el tuyo es muy extensa?

Si la respuesta es si, entonces tengo una o dos cosas que decir que van dirigidas para ti.

https://www.behance.net/gallery/178007135/Rebranding-Eternal-Med-Aesthetic-Medicine

El sentimiento de querer ser “el mejor”

¿Alguna vez haz sentido, que simplemente no eres quien deberías o podrías llegar a ser?

Ese extraño sentimiento de que quieres dar más de ti en algo que genuinamente te apasiona. El alcanzar la grandeza, mirar a las estrellas y explotar tu potencial mucho más allá de lo que una persona mentalmente sana haría.

Algo bastante parecido a querer saltar a un abismo para ser el mejor sin saber del todo que nos espera en el fondo.

Yo solía sentirme así. Insatisfecho con mi trabajo, sin importar que tanto me esforzara.

No es común, pero cuando te pasa. Es un sentimiento extraño.

Una sensación de insatisfacción mezclada con curiosidad por ver esa imagen idealizada de nosotros hecha realidad.

Es como un pensamiento masoquista, que desea ejecutar un cambio tan drástico para verse a sí mismo sufrir, en la búsqueda de la grandeza.

Sin embargo, el problema no radica en esta necesidad por escapar de la mediocridad.

Talvez el verdadero problema radica en el deseo de obtener reconocimiento por nuestro trabajo.

Reconocimiento que nosotros mismos no nos damos y buscamos en los demás.

Creando así, esta extraña necesidad de mejorar rápido sobrecargando nuestra capacidad mental con demasiadas habilidades y nueva información que aprender y dominar.

Un deseo irracional de llevar nuestros cuerpos y mentes al límite, en busca de la aceptación del trabajo propio de la más alta calidad físicamente y mentalmente posible.

El reconocimiento: ¿Es esto realmente lo que buscamos?

Lo he pensado por un tiempo.

Perseguir la grandeza, por si sola esta bien, si con ello nos referimos a explorar todo nuestro potencial como individuos.

Sin embargo, perseguir el reconocimiento no nos llevara a ninguna parte, más que al crudo valle de la insatisfacción.

Es como un espadachín que busca ser llamado “el más fuerte bajo el sol” solo para darse cuenta que, después de muchas batallas “el más fuerte bajo el sol” son solo palabras vacías, carentes de valor y significado en su vida.

Tal vez, el verdadero camino de la espada se encontraba todo este tiempo en la espada y no en la opinión de los demás.

Esta idea me pega fuerte.

Sobre todo, como diseñador gráfico este sentimiento es bastante prevalente en nuestro mundo, ser bueno, ser ágil, saber más que los demás. Resaltar.

Queremos ser reconocidos por nuestro trabajo, queremos verlo en las calles y queremos hacer un montón de dinero con cada pieza que sale de nuestra mente; pero ¿Es esto acaso la forma adecuada para poder vivir en este mundo tan difícil de complacer?

¿Es este el acercamiento adecuado al diseño como estilo de vida?

¿Es este el camino del diseño que aspiramos transitar?

Honestamente, no lo creo.

Buscar el reconocimiento, te hace infeliz

La fama, el dinero, el reconocimiento, es todo humo. No es real, no tiene mayor significado en tu vida, que estados temporales. 

No es aquello que será el dador ultimo de felicidad. Son herramientas útiles, claro. Nos dan estabilidad mental, estatus y hasta una sensación de logro y propósito. 

Sin embargo, es necesario entender que, al igual que no serás eternamente feliz con obtener un martillo, tampoco serás eternamente feliz como diseñador o artista cuando obtengas tu primera audiencia o probada de dinero y fama.

El querer ser reconocido como “el mejor diseñador de X” no nos hace muy diferentes al espadachín del que te hable antes.

Cimentar nuestra imagen y percepción de nosotros mismo en la opinión ajena, hace de nuestra autoestima incontrolable, impredecible y, sobre todo, insuficiente.

“No me gustan mis diseños”. Es el aparente problema, pero en realidad lo que no te gusta es no obtener el reconocimiento y atención de los demás.

¿Acaso la verdadera fuente de felicidad para un diseñador gráfico reside en la opinión y reconocimiento de los demás? ¿O más bien encuentra su dicha en el proceso mismo de diseñar, en contraposición a publicar?

La felicidad de diseñar, es diseñar

Si la felicidad de diseñar, se encuentra en el proceso creativo y no en las consecuencias de nuestros resultados, entonces, basta con diseñar para uno mismo para alcanzar el nivel de satisfacción que tiene un niño que cuelga si primer dibujo en una pared. Es el proceso que se debe uno de enfocar si se desea ser feliz.

Es decir que, podemos encontrar gozo en pasar de trabajo corporativo a diseñar proyectos personales que nos hagan sentir bien.

Los proyectos personales, no son más que bocanas de aire fresco en un mundo corporativo sin oxígeno.

Preocuparse por se mediocre, te hace cruel contigo mismo.

¿Qué más habrá por perseguir en esta vida que el placer propio que puede traer miles de proyectos personales y laborales que satisfacen nuestra necesidad creativa? para algunos, aquí muere la pregunta y termina la respuesta. Pero para otros que rechazamos esta perspectiva hedonista de la vida, terminamos persiguiendo algo más allá del placer de diseñar. Algo más grande, algo más excelente.

Perseguimos la perfección y huimos de la mediocridad. Algunos por ideales autoimpuestos y otros para satisfacer su frágil ego.

Miramos hacia atrás y vemos nuestro trabajo culminado y después de un par de minutos de observación, sentimos que lo odiamos, porque pensamos cosas como: “lo pude haber hecho mejor de esta manera” “esta parte no me gusta” o “Algo no me cuadra”.

Lastimosamente, esto puede significar dos cosas: O somos muy críticos con nuestro propio trabajo o puede que estemos acercándonos genuinamente a algo sobresaliente. Algo grande, algo excelente.

La excelencia no es un accidente, es un hábito.

En el diseño ser excelente involucra ser critico con nuestro propio trabajo. Separando nuestra autoestima de nuestra creación, alcanzando un estatus de externo que nos permite analizar cada pieza sin inclinaciones por una postura u otra.

Es el perfeccionismo el enemigo real del diseñador que desea sentirse feliz y satisfecho con sus creaciones. Debido a que el perfeccionismo autoimpuesto propone un nivel de calidad que aspiramos alcanzar, que por lo general, es mucho mayor que el nivel que poseemos en la realidad.

Se convierte en un habito rehacer y mejorar con la intención de perfeccionar.

Algo bastante similar al herrero que golpea la espada con su martillo con la intención de sacar todas las impurezas. Incluso si esa espada nunca corta nada, sigue siendo una asombrosa espada.

¿Podemos entonces afirmar que alguien es un excelente diseñador incluso si su trabajo no es reconocible por nadie?

Reevaluando el valor del diseñador

No hay una buena métrica para medir el valor o habilidad de un diseñador sin tener que caer en mencionar a entes externos al diseñador como el grupo objetivo al que va dirigido el diseño o el cliente/marca que lo está pagando.

Un ejemplo de esta paradoja, es que podemos decir que, un diseñador es bueno si satisface las necesidades de sus clientes con el resultado de su trabajo creativo, pero ¿Qué pasa si sus clientes actuales no les gusto el resultado de este trabajo creativo? ¿Podemos decir que sigue siendo buen diseñador incluso si cumple con todos los fundamentos teóricos de una pieza estética y funcional?

Me hice esta pregunta, sin saber realmente cómo responderla hasta que eventualmente me di cuenta, que esta es una pregunta estúpida.

Ejemplo de una critica de un cliente no me gusta mis diseños

La calidad de un diseño, no la determina el cliente, ni los jueces ni el gobierno, ni las redes sociales; la calidad del diseño la determina el que lo creo y el que lo va a usar.

Porque el que lo creo (el diseñador) sabe qué aspectos se tomaron en consideración para cumplir el objetivo y el que lo usa (el usuario) pone a prueba su funcionalidad. Este concepto es válido incluso si tomamos en cuenta que ambos perfiles pueden ser la misma persona (Diseñador/Usuario).

El ejemplo de la mesa torcida

Aquel que diseña su propia mesa adaptada a sus necesidades es quien determina si esa mesa es adecuada para si mismo o no. ¿Quiénes somos nosotros para decirle que su trabajo es basura, si no ha sido creado para nosotros?

Es más, si le da la gana hasta puede diseñar una mesa torcida con la intención de divertirse o aprender a crear mesas torcidas, y eso no le quita la calidad.

He incluso si aparentemente falla en su misión de crear una mesa propia, ¿Podemos culparlo por abandonar el proyecto o volverlo a hacer desde cero?

Técnicamente hablando, en esta situación hipotética, el diseñador ha logrado crear algo que no es una mesa tradicional pero tampoco a creado a mesa disfuncional según los objetivos que se propuso, por lo que sigue siendo un producto final de alta calidad si lo ves desde el punto ese punto de vista de crear cosas que no son mesas, o desde el punto de vista del aprendizaje, en donde cada creación es un escalón exitoso más para alcanzar el conocimiento y pericia en esa rama.

¿No te gustan tus diseños? puede que en realidad estas aprendiendo.

Es duro, porque tendemos a ser crueles con nuestro trabajo y el de los demás.

Somos viciosos y críticos que señalan todo lo que NO funciona en lugar de aquello que SÍ funciona o nos agrada. Parece que los aciertos pasan desapercibidos y los errores resaltan como banderas rojas en el mar. Si no te gustan tus diseños, deberías de revisar tu crueldad.

Entonces, ¿Qué hago si odio mis diseños?

Si odias tus diseños, separa tu autoestima de ellos.

Evita compararlo con la imagen perfeccionista que tienes en tu cabeza o con el trabajo de los demás.

Acepta el hecho de que la perfección no es alcanzable ni sostenible.

Disfruta el proceso de crear dedicando más tiempo a proyectos personales que te hagan feliz

Ignora la opinión ajena porque no te pesa ni te afecta realmente cuando te paras a pensarlo. Tu eres el creador de dicha pieza y solo tú, y el usuario que la va a usar puede determinar su calidad y funcionalidad, incluso, si ambos perfiles resultan ser la misma persona.

Finalmente, explora el rehacer tu trabajo si sientes que eres capaz de más y si, y solo si, disfrutas del proceso de hacerlo.

Aceptando tus diseños y encontrando la felicidad

Esto se pondrá un poco más personal, pero considero que es necesario aceptar el trabajo propio indiferentemente del resultado. Puesto a que este nos ayuda a encontrar propósito y significado en nuestras vidas, ayudándonos a ignorar el absurdo del universo y la falta de propósito que viene con la existencia.

He chocado con muchas cosas a lo largo de mi vida, me he llegado a sentir como un rey condenado por los dioses de la mitología griega llamado Sísifo.

Frustrado, al ver que empujo una roca a la cima de una montaña, solo para que esta caiga al punto inicial una y otra vez. Pero realmente, a pesar de haber fallado tanto, a pesar de haber fracasado tanto, a pesar de no amar de corazón cada pieza que hago, no puedo negar que disfruto empujar esa maldita roca a la cima de la montaña todos los días. No porque ame sufrir con cada paso, sino porque amo ver las nubes desde la cúspide del mundo.

Es así como el aceptar el obstáculo, se convierte en el camino y el proceso en el placer que nos da sentido.

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